En las gráficas que presentan los epidemiólogos para mostrar cuál es la transición poblacional de un país, suelen presentar una especie de pirámide que evidencia en qué rango de edad se ubican sus habitantes. La forma de la pirámide de 1964, por ejemplo, era perfecta en su forma: tenía una base amplia que indicaba que la mayoría de colombianos estaban entre los cero y cinco años y solo una pequeña fracción se ubicaba por encima de los 80 años. Pero ahora, cinco décadas después, ese gráfico se ha deformado y tiene su parte más amplia en la mitad, donde está la población adulta entre 20 y 30 años. Eso indica que nuestro ritmo de crecimiento hará que esa parte abultada se traslade a la parte superior, que registra el rango más alto de edad. En otras palabras, Colombia será un país de personas envejecidas.

Esa proyección, que plantea unos retos enormes para el sistema de salud y para su sostenimiento por la carga de enfermedad que representa ese grupo, fue una de las motivaciones que tuvo el Ministerio de Salud para hacer la primera Encuesta Nacional de salud, bienestar y envejecimiento (Sabe) que se ha hecho en Colombia. La intención no era otra que evaluar cuál es la situación actual de los adultos mayores.

Tras encuestar a cerca de 30 mil hombres y mujeres de más de 60 años, esa cartera encontró datos que, en palabras del viceministro Fernando Ruiz, deben guiar una política para la atención de esa población y deben preparar al país para los desafíos que implica su aumento. Actualmente, según Ruiz, hay 5 millones de adultos mayores (el 11% de los colombianos), de los cuales, 2 millones 700 mil son mujeres.

Entre los datos que registró esa cartera hay varios llamativos. Por ejemplo: de cada diez adultos mayores, ocho viven en zonas urbanas, y el promedio de escolaridad es de 5,5 años. No todos tienen pensión: en áreas rurales, apenas el 12% ha podido acceder a este beneficio. Ese dígito, al hacer referencia a las ciudades, es de 34%.

En términos de salud, hay varios asunto que preocupan al Ministerio. Uno de ellos es que el 41% de los adultos mayores tienen síntomas depresivos, los cuales son mucho más altos en estratos superiores. Y aunque la cifra no es tan alta, también alerta el hecho de que 17,5 % de los ancianos tengan deterioro cognoscitivo leve. Además, como lo muestra la encuesta, el 84% padece al menos una condición crónica de salud. La más frecuente es la hipertensión: 68% de las mujeres y 55% de los hombres la padecen. Sin embargo, solo el 9,8% reportó tener salud mala.

En el estudio, el Ministerio también quiso analizar otros aspectos que son claves en esta etapa y que de alguna manera representan calidad de vida: el 21% no tiene casa propia, el 58% vive de trabajos informales (la tasa nacional es del 45%), pese a que más de la mitad usa transporte público masivo el 71% no tiene sitios para sentarse en las paradas del bus.

“Mientras en 1951 por cada 100 personas menores de 15 años había 12 adultos mayores, para 2020 esperamos que esa última cifra sea de 50. Y si tenemos en cuenta que hoy en Colombia, el 73% de la carga de enfermedad es causada por enfermedades crónicas, tendremos retos inmensos”, dice Ruiz.

En otros términos, males como las deficiencias cardíacas, los infartos, el cáncer, las enfermedades respiratorias o la diabetes, mucho más frecuentes en etapas adultas, pueden incrementar. Y eso se traduce en que el sistema de salud necesitará más recursos para atenderlos. “Por eso”, explica Ruiz, “en los próximos 3 años debemos tener un modelo que invierta la forma en que le damos respuesta a los problemas de salud: debemos hacer énfasis en más atención primaria y con más continuidad porque hoy está muy fragmentada”.

Tomada de: http://www.elespectador.com/noticias/salud/el-41-de-los-adultos-mayores-colombianos-tienen-depresi-articulo-632959
Imagen: Erwin Morales – Flickr